30 de junio de 2015

LA OPTIMIZACIÓN SELECTIVA, ¿QUÉ ES?

Podría parecer un título complicado, pero en realidad no lo es; se trata de un conjunto de "pasos a seguir" que propusieron Baltes y Baltes (1990).

Aquí se parte desde el enfoque del ciclo vital en el cual se tiene como base el principio de que el envejecimiento no es un declive, sino un proceso continuo en el cual ocurren pérdidas y ganancias (en otras palabras, puede haber cierto "declive", pero también posibilidades de mejoría y desarrollo de habilidades). 
Ciclo vital - Recuperado de Google Imágenes

A partir de este principio, se proponen tres estrategias que permitirán el adecuado afrontamiento del deterioro físico y/o cognitivo que puede estar presente o iniciándose en el adulto mayor. Dichas estrategias son la selección, optimización y compensación; que, de ser aplicadas por el individuo para enfrentarse a la vida, podrían constituir índices para el envejecimiento exitoso (Freund y Baltes, 1998). 

Esta meta teoría ha sido elaborada y estudiada a lo lardo de las últimas dos décadas desde diferentes perspectivas y contextos (M. M. Baltes y Carstensen, 1996; P. B. Baltes, 1997). Algunos ejemplos incluyen la adaptación consciente y guiada por metas específicas medidas a través de instrumentos de autorreportes, así como también en procesos de corto plazo como la compensación dual de tareas y la diferenciación de regulación emocional en relación a la edad de los participantes (Urry y Gross, 2010).

Optimización selectiva (Baltes y Baltes, 1990) - Elaboración propia

El uso de éstas tres estrategias aparentemente tiene una trayectoria de uso relacionada al transcurso del desarrollo de la personas, en donde la Selección se muestra más importante durante la adultez temprana y media, la Optimización y la Compensación se tornan más importantes en, precisamente, la etapa de adulto mayor (60 a 80 años) y por último, el uso de las tres estrategias muestran mayores dificultades de ser aplicadas por personas mayores de 80 años (Freund y Baltes, 2002). Por último, cabe resaltar que sí existe evidencia de una correlación positiva entre el uso de las tres estrategias y mayores niveles de funcionamiento y manejo de la vida exitosos (M. M. Baltes y Lang, 1997; Freund y Baltes, 2002; Li et al., 2001).

En suma, lo que propone éste modelo es que los adultos mayores tomen un rol activo y que dirijan su propio proceso de envejecimiento dentro de sus posibilidades, así como también que se pongan metas alcanzables y de un valor afectivo significativo.


Referencias:

http://www.morellpsicologia.com/guias/006-FOCAD-01.pdf

http://faculty.virginia.edu/humandynamicslab/pubs/SOCED-Boker-121203-preprint.pdf


Escrito por: Valeria Yáñez Ponce

CENTROS DE ATENCIÓN INTEGRAL AL ADULTO MAYOR (CIAMs)

De acuerdo a la Ley N° 28803, Ley del Adulto Mayor, se hizo obligatoria la creación de estos centros en los locales de salud. En ellos, las personas adultas mayores tienen el derecho de participar libremente de diversas actividades y programas, así como ser acreedores de atención especializada de salud. 

De acuerdo al Ministerio e la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), ministerio encargado de supervisar el cumplimiento de esta ley, deben ser cumplidas ciertas condiciones y servicios que deben existir en los CIAMs. Todos los servicios se dirigen específicamente a lograr un desarrollo físico, psicológico y social del AM, así como de brindar asesoría legal ante casos de maltrato (de cualquier tipo), de prevención y promoción de la salud. 
MIMP, pautas para el funcionamiento de los CIAM
- Elaboración propia

Sin embargo, aquello que se menciona dentro de los lineamientos de la ley aún no se cumple del todo. Son pocos los CIAMs que realmente cuentan con todos los servicios que debería, incluso con algunos pocos que resultan básicos para la atención a adultos mayores. En este caso, resulta necesaria la toma de conciencia de la importancia de estos centros en cada comunidad, y que ésta realice las denuncias correspondientes para que sus derechos sean respetados. 

Referencias:

MIMDES. (2009). Pautas y recomendaciones para el funcionamiento de los Centros Integrales de Atención al Adulto Mayor. Recuperado de:  http://www.mimp.gob.pe/files/direcciones/dgfc/diapam/PAUTAS_CIAM.pdf

Escrito por: Valeria Yáñez Ponce

28 de junio de 2015

LA ANGUSTIA ANTE LA MUERTE

"La muerte puede en efecto, anclar la existencia del ser amado, pero no borrar del mundo su ser así."  – Viktor E. Frankl

El miedo ante la muerte o ansiedad ante la muerte es un fenómeno común en todas las sociedades y es considerado como uno de los motivos primarios que guían la conducta humana (Becker 1973).

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Se trata de un concepto que, enmarcado en la población adulta mayor, es difícil de comprender. Aunque existen estudios sobre el tema, las conclusiones en general pueden resulta inconsistentes; así, se tiene que una gran parte de la evidencia lleva a la conclusión de que el miedo ante la muerte tiende a ser mayor en los grupos más jóvenes y que disminuye a medida que se avanza en edad (Thorson y Powell, 2000). Por otro lado, un reciente meta-análisis de 49 estudios sobre el miedo a la muerte en adultos mayores (Fortner, Neimeyer, y Rybarczyk, 2000) halló que este miedo era estable entre las edades dentro del rango de 61 a 87 años.

En suma, se puede concluir que, de los hallazgos existentes, el miedo a la muerte se hace menor a lo largo de los años dentro de la adultez media y luego se mantiene estable en la vejez. Esto puede parecer paradójico, en el sentido de que lo que uno esperaría es que los adultos mayores presentasen una mayor ansiedad ante la muerte al compararlos con personas jóvenes al pensar que son más vulnerables ante éste suceso.

De un estudio llevado a cabo en los años 2004 y 2005, de Uribe y cols. (2007), que se realizó a 170 adultos mayores, se pudo llegar a conclusiones similares a las presentadas anteriormente; pero además se halló que las personas que presentaban creencias religiosas y guiaban su vida por ellas presentaban una mayor aceptación ante la idea de morir.

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Probablemente, la explicación tentativa más adecuada sobre estos hallazgos sea que, al haber transcurrido los años y haber sido expuesto a una mayor cantidad de experiencias relacionadas con la muerte, los adultos mayores han desarrollado una tolerancia y aceptación de la idea de ella; además de haber asimilado el hecho de que la muerte es inevitable y que, incluso, puede ocurrir en un futuro próximo. Lo que sí se reporta es el miedo a lo que ocurrirá con su familia luego de que ellos mueran.

Se hace necesario entonces, un proceso de adaptación amigable que ayude a las personas a aceptar la idea de la muerte como parte del proceso vital, así como también a los familiares de la persona adulta mayor. 

¿Cómo se puede lidiar con el miedo a la muerte de un adulto mayor?

Dealing with elderly parent's fear of dying - Elaboración propia


Referencias:

Cicirelli, V. (2001). Fear of death in Older Adults: Predictions from terror management theory. The Journals Of Gerontology, n° 57 (4). 358-366. Recuperado de: http://psychsocgerontology.oxfordjournals.org/content/57/4/P358.full

Donna Authers: How to deal with an elderly parent's fear of dying. Recuperado de: https://www.agingcare.com/Articles/dealing-with-elderly-parents-fear-of-dying-138570.htm

Escrito por: Valeria Yáñez Ponce

25 de mayo de 2015

LAS CAÍDAS, ¿CÓMO PREVENIRLAS?

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Las caídas son una “consecuencia de cualquier acontecimiento que precipite al paciente al suelo en contra de su voluntad” (OMS). Además, suelen ser causa de una alta morbilidad y mortalidad en el adulto mayor. Resulta de la interacción entre los factores de riesgo, como enfermedades crónicas, alteraciones del equilibrio y la marcha, fármacos y exposición a situaciones de riesgo u oportunidades de caer.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), tres de cada 10 adultos mayores sufren al menos una caída al año. En tanto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas mayores de 65 años son el grupo poblacional con más caídas mortales, y para el Ministerio de Salud (MINSA), el 80% de las caídas de personas de la tercera edad se producen en sus casas.


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Pueden tener graves consecuencias a nivel de la morbilidad, mortalidad y dependencia. Estudios realizados muestran que la incidencia anual de caídas se incrementa conforme a la edad. Una caída grave, con fracturas puede postrar al adulto mayor, quien permanecerá en cama hasta que se haya recuperado; aunque esto sería lo ideal, por lo general, la postración inevitablemente reducirá la independencia del adulto, así como también su autonomía y bienestar general, sin tomar en cuenta que se necesitará más ayuda para atenderlo y puede ser necesario contratar a un cuidador. 

Por otro lado, también se le asocian altos costos para los servicios de salud. Incluso una caída puede ser el primer indicio de una enfermedad no detectada, o la manifestación de fragilidad en el adulto mayor, y además ser un predictor de muerte. Con frecuencia, la persona que se ha caído, presentará un fuerte temor de volver a caer, lo cual hará que limite sus actividades cotidianas (síndrome post caída).

Fuente: Manual de Prevención de caídas en el
Adulto Mayor, Chile - Elaboración propia
Se han identificado dos tipos de factores de riesgo para las caídas, los intrínsecos y los extrínsecos:
Fuente: Prevención de caídas en el Adulto Mayor en el Primer Nivel
de Atención, México - Elaboración propia 

En base a los factores de riesgo identificados se hace posible una prevención adecuada, mediante el cambio principalmente del ambiente físico en donde se encuentra la persona, y por otro lado, de técnicas para la persona propiamente (adaptado de Philip Seiby, Adrian Griffiths, 1986):


Recuperado de El Comercio, 01 de agosto de 2014
En casa:
  • Los pisos y tapetes deben estar en buenas condiciones, sin obstáculos que puedan ocasionar tropiezos y caídas.
  • Evitar el desorden en los pasillos o sitios estratégicos para el adulto mayor.
  • Mantener una iluminación adecuada, es decir, brillante y sin destellos.
  • Las luces de noche deben localizarse en sitios estratégicos en toda la casa, sobre todo en escaleras y camino del dormitorio al baño.
  • Los teléfonos localizados de tal forma que las personas no tengan que apresurarse a contestarlos.
  • Los cables eléctricos no se encuentran en los sitios de paso.
En el baño: 
  • Usar alfombra o adhesivo antiderrapante en la bañera o la ducha.
  • Ubicar barandillas en las áreas de la tina de baño, ducha e inodoro.
  • Mantener el jabón, toallas u otros objetos de uso en el baño con fácil acceso.
  • La cortina debe evitar mojar el piso del baño.
En el dormitorio:
  • Tener una lámpara o interruptor al alcance de la cama.
  • Los tapetes tienen una superficie antiderrapante y no representan un riesgo de tropiezo, sobre todo los que están camino al baño.
En la cocina:
  • Limpiar derrames de líquido tan pronto como ocurran.
  • La mesa y silla de la cocina son firmes y seguras.
  • Se encuentra claramente señalado el encendido y apagado de la cocina.
  • Colocar los utensilios más usados a la altura de la cintura.
En los pasillos:
  • Evitar el desorden.
  • Apartar del camino los cables de aparatos electrónicos.
  • Quitar obstáculos en el camino desde el dormitorio hasta el baño.
Del calzado:
  • Los zapatos deben tener suela o tacones que eviten los deslizamientos.
  • Sustituir el calzado cuando se gasten las zuelas.
  • Evitar caminar descalzo.
  • Utilizar zapatillas bien ajustadas y que no se salgan del pie.
Por último, solo me gustaría dejar un vídeo sobre ejercicios para la prevención de caídas, que ayudan a fortalecer el sistema musculo-esquelético y de esa forma ayudar a la estabilidad del adulto mayor.




Referencias:

Programa Nacional de Atención al Envejecimiento. (2010). Prevención y Atención de las Caídas en la Persona Adulta Mayor. México. Recuperado el 25 de mayo de 2015 de  http://www.facmed.unam.mx/deptos/salud/censenanza/spivsa/antol%202%20anciano/2parte2013/V_caidas.pdf

Programa de Salud del Adulto Mayor - Ministerio de Salud de Chile. (2011). Manual de Prevención de Caídas en el Adulto Mayor. Chile. Recuperado el 25 de mayo de 2015 de http://web.minsal.cl/portal/url/item/ab1f8c5957eb9d59e04001011e016ad7.pdf

Escrito por: Valeria Yáñez

14 de mayo de 2015

LA IMPORTANCIA DE LA AUTOEFICACIA

Un aspecto positivo que contribuye a un envejecimiento saludable y pleno es la autoeficacia percibida, pero, ¿qué es exactamente?

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La autoeficacia hace referencia a que las creencias que tiene un individuo sobre sí mismo para planificar y llevar a cabo una acción específica influencian directamente en dicha acción (Bandura, 1982). 

En otras palabras, se trata de aquellos juicios que cada individuo tiene sobre sus capacidades, en base a los cuales organizará y ejecutará sus actos de modo que le permitan alcanzar el rendimiento deseado

Cabe resaltar que este concepto no incluye los recursos de los que dispone la persona, sino a qué hace la persona con ellos. Además, resulta importante en la salud del individuo y puede predecir conductas saludables; así como también del abandono de conductas nocivas (Campos y Pérez, 2007).

Las personas que confían en su habilidad para realizar correctamente alguna tarea se ponen metas altas y creen ser capaces de alcanzarlas; entonces, la autoeficacia puede predecir efectos en diversas variables de una actividad (en la persistencia, el esfuerzo, las metas que se pone, la planificación de estrategias, el mantenimiento de la motivación) que median en la relación entre la creencia que se tiene y el desempeño real que se tendrá.

Las personas mayores que invierten sus esfuerzos en el quehacer podrán mantener altos niveles de funcionamiento por periodos más prolongados; por lo cual es posible decir que la autoeficacia puede contribuir al mantenimiento del adecuado funcionamiento social, físico e intelectual a través del ciclo de vida (Berg et al., 2006). 

Aquellas personas que no tienen niveles adecuados de autoeficacia por lo general presentan autoestima baja y sentimientos negativos sobre su capacidad de superar los problemas que se les presentan durante la etapa de vida en que se encuentran y también sobre la que tendrán a medida que vayan envejeciendo, es decir, sobre su capacidad de control en el futuro: a esto se le llama autoeficacia para envejecer (Fernández Ballesteros, 2010).

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Los estereotipos culturales que se encuentran interiorizados producen expectativas pesimistas acerca del envejecimiento e impactan negativamente sobre la autoeficacia de las personas. Esto genera una disminución de sus aspiraciones y metas y también reducen las actividades que éstas llevan a cabo de manera general (Rice, Lockenhoff, Cartensen, 2002). Incluso las personas con expectativas positivas sobre su proceso de envejecimiento pueden ser vulnerables cuando sienten que podrían confirmar un estereotipo negativo existente acerca del grupo etario en que se encuentra (Steele, 1997).

Ahora bien, ¿cómo podemos lograr mejorar nuestra autoeficacia para el futuro? ¿cómo podemos apoyar a los adultos mayores cercanos a nosotros para que tengan una mejor autoeficacia? Una de las maneras en que podemos ayudar es buscando eliminar los propios prejuicios ante la vejez. Muchos tenemos prejuicios y estereotipos sobre el envejecimiento que están fundamentados en información equivocada y que debe ser descartada. Si ayudamos a eliminar este tipo de discriminación entonces podremos percibirnos y percibir a las personas mayores con una mayor autoeficacia.


Por último, me gustaría compartir una corta historia sobre una persona que, seguramente, tiene una alta autoeficacia, un personaje que quizá algunos no conocen: Fauja Singh.


Es un maratonista nacido es la India, que inició su carrera como atleta a los 89 años de edad. Participó en el recorrido de la antorcha olímpica en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Ha corrido 9 maratones internacionales y, a la edad de 101 años corrió su última maratón; declarando que correr es "duro" y que ahora requiere de otros cuidados y por ello de ahora en adelante sólo correrá para mantener su salud personal.


Referencias:

Timberlake, J. (2012). The Role of Self-Efficacy in the Quality of Life of Older Adults. Recuperado el 14 de mayo de 2015 de http://www.academia.edu/3220516/The_Role_of_Self-Efficacy_in_the_Quality_of_Life_of_Older_Adults

Arias, C., Pavón, M. (2012). La autoeficacia en el proceso de envejecimiento. Rev. Palabras Mayores, n°8. Recuperado el 14 de mayo de 2015 de  http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/palabrasmayores/article/view/1498


Escrito por: Valeria Yáñez Ponce

11 de mayo de 2015

LA IMPORTANCIA DEL APOYO SOCIAL

¿Qué es el apoyo social?

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Se entiende al apoyo social como aquellas "transacciones" interpersonales que implican ayuda, afecto y afirmación (Khan y Antonucci, 1980). Se distinguen cuatro tipos de apoyo social:

Tipos de apoyo social, Khan y Antonucci (1980) - Elaboración propia

El apoyo social se da mediante las redes sociales; que a su vez se definen como la serie de relaciones personales a través de los cuales la persona mantiene su identidad social y recibe apoyo emocional, ayuda material, servicios e información. Es importante mencionar que no todas las interacciones sociales proporcionan apoyo social; así que no se puede deducir que un gran número de contactos sea sinónimo de calidad de interacción; hay personas que se toman en cuenta en la red social con las que la interacción es mínima o casual, e incluso superficial, mientras que solo entre algunas de ellas se da y se recibe apoyo social.

Con frecuencia, las redes sociales surgen por la participación de organizaciones, diferentes entidades, centros e iglesias, y, por supuesto, mediante vínculos familiares e informales, como amigos, vecinos y compañeros de trabajo.

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Las relaciones sociales brindan un importante soporte cuando se busca satisfacer la necesidad de estar acompañado, estar cuidado, tener ayuda, enseñar destrezas a otros; etc. Se denomina al producto de una adecuada interacción y de calidad recurso; que resulta de suma importancia, especialmente al tratarse de un tipo de recurso que es improbable de obtener de otro modo que no sea socializando. Así, la ayuda mutua entre las personas genera protección social, y, por lo tanto, las relaciones sociales son fundamentales para el bienestar de las personas (Del Valle y Coll, 2011).

Aunque cabe recordar que, aunque los contactos sociales suelen tener un impacto positivo, también pueden tener un severo impacto negativo, pudiendo llegar a causar malestar y daño a la persona aludida.

Tercer campeonato interdistrital de natación para adultos mayores,
El Comercio (2014)
En especial, al tratar sobre el apoyo social y su importancia en el envejecimiento, éste trae múltiples beneficios para los adultos mayores: preserva al sujeto de los posibles cambios negativos en su salud (física y mental), ya que promueven la adaptación y flexibilidad de pensamiento en los adultos mayores. Las relaciones de apoyo fomentan, desarrollan y ayudan a mantener la percepción y sentido de control de un individuo, lo cual puede minimizar la pérdida de roles que ocurre con el envejecimiento y ayudar a generar conductas dirigidas a compensar la pérdida de ellos. Es un factor importante dentro del concepto de bienestar y el envejecimiento satisfactorio y un facilitador de las conductas de promoción de la salud; llegando a disminuir el riesgo de mortalidad e internamiento.

Éstas redes no son eternas; puesto que duran la vida de sus miembros, y, al tratarse de personas mayores, el número de contactos disminuye por múltiples factores:falta de contacto, fallecimiento, viajes, poca participación social, poca motivación, etc. Los adultos mayores suelen basar sus relaciones en la familia y por lo general, su contacto con generaciones más jóvenes se da solo a través delos nietos o similares. Es entonces que se puede ver la necesidad del adulto mayor de mantener el apoyo social con nuevas generaciones más allá de su familia; un reto para ellos y en especial para quienes no tienen hijos.

Las fuentes de apoyo pueden ser formales (instituciones públicas y privadas) o informales (familia, vecinos, comunidad), y, poro otro lado; se pueden diferenciar distintos tipos de redes, entre ellas:

Tipos de redes, Del Valle y Coll - Elaboración propia

Una forma de promover la creación de vínculos entre adultos mayores y nuevas generaciones de jóvenes es a través de los llamados proyectos intergeneracionales, que procuran promover las relaciones entre  diferentes generaciones; se trata de un proceso educativo donde participan personas de distintas generaciones e intentan compartir experiencias, conocimientos, habilidades, actitudes y valores entre ellas, el principal objetivo es cambiar y transformarse en el aprendizaje con los otros. Se incluyen:
  • Proyectos comunitarios en los que se involucran los vecinos y las vecinas que habitan los barrios y los pueblos
  • El intercambio de conocimientos entre generaciones
  • El apoyo emocional a personas con dependencia
  • Proyectos para fomentar las relaciones interculturales

Red intergeneracional IMSERSO, España

Aquí dejo un vídeo sobre un grupo de teatro comunitario de la ciudad de Nueva York, donde se realizan talleres intergeneracionales. El vídeo está en inglés, pero aquello que es importante es cómo en los grupos humanos, sin importar la edad de sus miembros, se puede sacar lo mejor de cada uno, para luego lograr objetivos en común.



Referencias:

Arias, C. (2013). El apoyo social en la vejez: la familia, los amigos y la comunidad . Revista Kairós Gerontologia, vol. 16 n° 4, “Dossiê Gerontologia Social”, pp.313-329. Recuperado el 11 de mayo de 2015 de http://revistas.pucsp.br/index.php/kairos/article/viewFile/20024/14899

Ramos, J., Salinas, R. (2010). Vejez y apoyo social. Revista de Educación y Desarrollo, vol. 15. Recuperado el 11 de mayo de 2015 de http://www.redadultosmayores.com.ar/Material%202013/Nacionales%20Mexico/6%20vejez%20y%20apoyo%20social.pdf

Del Valle, G., Coll, L. (2011).Relaciones sociales y envejecimiento saludable. Institut de l’Envelliment de la UAB. Recuperado el 11 de mayo de 2015 de http://salut-envelliment.uab.cat/publicacions/docs/RelacionssocialsESP.pdf

http://www.gerontologia.org/portal/archivosUpload/RedesSocialesFUNBAM.pdf

Escrito por: Valeria Yáñez Ponce

26 de abril de 2015

EL ADULTO MAYOR Y LA SEXUALIDAD

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La sexualidad, de acuerdo a la Organización Mundial de Salud (OMS) es un aspecto central del ser humano, a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Ésta se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales y está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.

Como se ha mencionado en el párrafo anterior, es un aspecto que se encuentra presente a lo largo de toda la vida, por supuesto, de forma distinta en cada etapa de ella. Por lo general, se asocia más a las personas jóvenes, mientras que ha sido desligada casi por completo de la población adulta mayor, alimentando tabúes y estereotipos sin sentido.

Aspectos como la capacidad para disfrutar una relación sexual satisfactoria y el poder expresar los deseos sexuales propios, no son algo que disminuya con la edad. La valoración de la sexualidad en el adulto mayor (hombre o mujer), necesita un enfoque multidisciplinario, pues en ella se cuentan aspectos psicológicos, biológicos, funcionales y sociales (cambios asociados a la vejez).

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Se trata también de un aspecto que influye mucho en la calidad de vida del adulto mayor. En este sentido, no se le debe entender como la genitalidad, si no en un sentido mucho más amplio: se trata del placer del contacto corporal global, la interacción y la comunicación, así como la seguridad emocional que da el sentirse querido. En esta etapa hay más tiempo para compartir en pareja y se desarrollan nuevas formas de expresar la intimidad. Se podría decir que existe mayor interés por la calidad y profunda riqueza de la relación que por la cantidad de experiencias sexuales, pues se necesita mucha comunicación, amor y confianza entre los compañeros.

Se cuentan los siguientes aspectos que condicionan la sexualidad en la vejez:
Aspectos que condicionan la sexualidad en el envejecimiento,
Ortiz, D. - Elaboración propia
Por otro lado, se notan cambios fisiológicos en la función sexual (Terrie-Ginsberg):

Cambios fisiológicos en la función sexual en el envejecimiento,
Terrie-Ginsberg - Elaboración propia
Se incluye también a la desinformación que existe sobre el envejecimiento a un aspecto que puede condicionar la sexualidad durante la vejez. Es por ello que es necesario que no solo los adultos mayores estén informados sobre aquello que ocurre en su cuerpo, sus afectos y en su entorno, si no que también los otros sectores de la población estén al tanto de lo mismo (puesto que ellos también pasarán por éstos cambios). Se necesita la formación adecuada que permita romper con los prejuicios y tabúes que giran en torno a este aspecto y les permita un pleno disfrute de la sexualidad en todas y cada una de las etapas de la vida, incluyendo la vejez.

Para concluir, sí, es posible mantener una sexualidad activa en la vejez, siempre y cuando sea decisión de cada uno, incluso sin llegar al coito, pues existen otras formas de intimidad, como los besos, las caricias, la masturbación propia o mutua, entre otros actos. La decisión de la persona y de las parejas debe ser respetada, y, en todo caso, apoyada, de esa forma se respetan sus derechos y se promueve una vida sexual digna y plena.

Referencias:

Rodríguez, C. ( 2008). La sexualidad en el anciano. Recuperado el 26 de abril de 2015 de http://www.acpgerontologia.com/documentacion/sexualidadrodriguezbenito.pdf

Ortiz, D. (s/n). Sexualidad en el adulto mayor. Recuperado el 26 de abril de 2015 de http://www.facmed.unam.mx/deptos/salud/censenanza/spivsa/antol%202%20anciano/dolores.pdf

Esguerra, I. (2007). Sexualidad después de los 60 años. Recuperado el 26 de abril de 2015 de http://www.scielo.org.co/pdf/aven/v25n2/v25n2a12

Escrito por: Valeria Yáñez Ponce

24 de abril de 2015

ENVEJECIMIENTO Y DEPRESIÓN

Seguramente hemos oído decir a alguien que los "viejos" están tristes todo el tiempo, deprimidos, o de mal humor; sin ganas de hacer nada o porque simplemente "no pueden". Éste es un ejemplo más del estereotipo de que se puede tener sobre los adultos mayores, agrupándolos y generalizando características a todos que probablemente se aplican a unos pocos. 
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Primero, debemos definir la depresión como un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. Puede llegar a hacerse crónica o recurrente, y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional (OMS, 2015).




Se suele relacionar al envejecimiento con la vejez por los grandes cambios que ocurren en esta etapa, en diversos aspectos de la vida de la persona:
  1. La vida laboral: El retiro del trabajo produce un gran impacto psicológico; ocasionado por la pérdida de su identificación dentro de la sociedad, siente que no es nadie y pierde su sociabilidad. Tiene que restringir sus gastos, ya que  por lo general, la pensión que recibe no alcanza para todo aquello que antes podía pagar, además, también, al disponer de más tiempo libre, puede llegar a sentirse inútil sin saber qué hacer en ese tiempo.
  2. Discriminación por edad: como consecuencia de lo arraigados que están los estereotipos sobre los adultos mayores. Se piensa en la vejez como una etapa de decadencia física y lo mental, dando al adulto mayor una imagen de incapacidad, de inutilidad social y de rigidez, también ocasiona un gran temor al rechazo.
  3. Ausencia del rol: las diversas etapas de la vida tienen roles característicos, pero en la vejez no se tiene una concepción de los roles específicos de los adultos mayores, cuyo desempeño los haría sentirse útiles, elevando su autoestima. En muchos casos, la pareja de la persona ha fallecido y esto agrega un factor que puede desencadenar un proceso depresivo.
Además, se puede incluir la sensación de inseguridad, alimentada por diversos factores como las dificultades económicas, los cambios en el estilo de vida, el entorno social restringido, el aislamiento, muertes de seres queridos, pérdida de autonomía, la cercanía a la muerte, entre otros.

Los signos y síntomas propios de la depresión se pueden agrupar en tres categorías, claramente distinguibles (Hurtado & Rojas, 1996):


Signos y síntomas de la depresión (Hurtado y Rojas, 1996) - Elaboración propia

EL SUICIDIO
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Es un posible desenlace de la depresión, no solo en la vejez. El suicidio en los adultos mayores se encuentra asociado con la depresión más que con cualquier otra edad  (Conwell & Brent, 1996). Esto constituye un hecho alarmante, ya que la depresión puede ser tratada con éxito. Los adultos mayores presentan menos probabilidades de expresar verbalmente las ideas suicidas que los adultos de mediana edad, mientras que dichas ideas se presentan más en ellos.

El principal factor de riesgo para el suicidio es la depresión: presente en aproximadamente el 85% de los adultos mayores que fallecieron por suicidio (Conwell & Brent, 1996). Enfermedades físicas como cáncer, epilepsias, desórdenes respiratorios, fallas renales, sordera y ceguera también se encuentran asociadas con el riesgo de suicidio. Por otro lado, algunas características de la personalidad como la rigidez de pensamiento, el neuroticismo y la apertura a experiencias están en relación con un riesgo mayor.

No quisiera dejar de comentar que para el Perú, existen líneas de emergencia de prevención del suicidio: el Teléfono de la esperanza y de la Sociedad Peruana de Prevención del Suicidio (SPPS), sitios web a los que los invito a visitar y, de querer saber, más, contactar. Asimismo, el link a la página de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP). Aquí, un caso real de una llamada a la SPPS:
La peor parte de este trabajo son las llamadas de despedida, dice la doctora Nicolás. Caen como lanzas. “Hola, doctora, quiero agredecerle por todo...”. Es el estribillo que anuncia la muerte. En ese momento Ysela respira profundo y escucha, solo escucha. “No se preocupe dejaré a mi familia asegurada. No puedo seguir de esta manera, dependo de todos, ya no me valgo por mí mismo”, le dijo un jubilado de 51 años que había llamado anteriormente.  Era un policía retirado que quedó parapléjico debido a una caída desde la azotea de su casa. “La esposa estaba al lado. Le dije que lo llevara a emergencia inmediatamente”, recuerda Ysela. Al día siguiente  su muerte salió en las noticias. La SPPS necesita voluntarios. La línea de ayuda es aún el germen de un proyecto que debería implementar el Estado, como sucede en otros países. - "La llamada de los desesperados" (Artículo web de La República, 2015)
FACTORES PROTECTORES

Se cuentan:
  • La importancia de recursos: salud, funcionamiento cognitivo, estatus socioeconómico.
  • Las experiencias previas: que dejaron aprendizajes sobre estrategias para afrontar problemas y formas de utilizar el apoyo social en asuntos de salud.
  • El mantenimiento de roles significativos de la persona, la participación social activa, trabajo voluntario, y grupos religiosos. Asimismo, el reemplazo de los roles "perdidos" a causa de eventos importantes como la jubilación, la pérdida de seres queridos, o situaciones de duelo puede llevar a la normalización de los síntomas depresivos que ya han iniciado. Una forma en que el apoyo social puede ayudar es alentar a la persona a iniciar actividades significativas, es decir, que disfrute de verdad de las cuales encuentre un crecimiento personal.
  • El ejercicio físico, que ayuda a la reducción del estrés y a la secreción de menos hormona del estrés propiamente dicha (cortisol).
TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN

Se encuentra guiado a lograr una mejoría del estado de ánimo de la persona, en este enfoque se busca que intervengan todas las personas (familiares, amigos y profesionales de la salud) que están en contacto con el adulto mayor. La terapia, entonces, es multidisciplinaria e integral. 
Tratamiento de la depresión, Calvo, J. - Elaboración propia
Por último, solo me queda recomendarles que hablen con sus familiares o conocidos adultos mayores y pregúntenles cómo se sienten, muéstrense interesados en sus actividades y, en todo caso, infórmenles sobre datos que son de su interés especialmente. Si ellos no pueden, por otro motivos, tomar cartas en el asunto, entonces seamos nosotros quienes dan la cara por ellos y junto a ellos. En el futuro, seremos nosotros también quienes gocen de los beneficios que la mayoría de los adultos mayores hoy no tienen. Pero no lo hagamos por interés personal, sino por convicción y sentido de humanidad.

Referencias:

Hernández, I., Soto, M., Castro, I. (2014). Envejecimiento normal y depresión clínica en el adulto mayor. Recuperado el 24 de abril de 2015 de http://www.researchgate.net/publication/220024709_Envejecimiento_Normal_y_Depresin_Clnica_en_el_Adulto_Mayor

Calvo, J. (s/n). Depresión en la vejez. Recuperado el 24 de abril de 2015 de dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2700078.pdf

Fiske, A., Loebach, J., Gatz, M. (2009). Depression in older adults. Annu Rev Clin Psychol. 2009 ; 5: 363–389. Recuperado el 24 de abril de 2015 de http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2852580/

Escrito por: Valeria Yáñez Ponce


21 de abril de 2015

CAMBIOS EN LA MEMORIA ASOCIADOS AL ENVEJECIMIENTO

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Una vez que se tiene claro que en el envejecimiento normal ocurren ciertos declives en las funciones cognitivas, es necesario hacer hincapié en un aspecto específico: los cambios en la memoria. 

Muchas personas tienen un conocimiento básico sobre la enfermedad de Alzheimer, que consiste en el deterioro de neuronas (células del sistema nervioso) y produce problemas en la memoria, la forma de pensar y el carácter o la manera de comportarse de la persona. Ésta es una patología que no puede curarse, y al presentar inicios caracterizados por olvidos cotidianos, muchas personas pueden alarmarse o tomarlos a la ligera. En este caso, nos enfocaremos en los cambios normales, no aquellos patológicos, por ahora. 


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Se tiene entendido que la memoria es uno de los aspectos de la cognición que se ve más afectado a medida que se envejece. Resulta entonces, muy importante el estudio en este aspecto del envejecimiento, no solo para conocer más sobre esos cambios, sino para realizar propuestas adecuadas para el logro de un envejecimiento exitoso en el cual se basan las políticas sociales. Además, la preocupación por este tema le concierne a todos los ciudadanos y no solo al gobierno, ya que si se deja de lado, y las personas mayores abandonan las actividades mentales estimulantes e enriquecedoras (ya sea porque creen que siempre es normal o porque piensan que no existe remedio), el abandono personal producirá por sí mismo un declive acelerado.

Existen muchos aspectos personales que influenciarán en éstos cambios; esto quiere decir que no serán iguales o uniformes para todas las personas. Aquellos pueden ser: factores genéticos, grado de educación, actividad física desarrollada, entrenamiento profesional, entorno, estado de salud física y psíquica, aspectos biográficos y de personalidad y la edad cronológica.

Para simplificar el tema, veremos dos "estructuras" principales de la memoria:

Cambios en la memoria asociados al envejecimiento -
Blasco y Meléndez, 2006

(...) la atención y la concentración también se ven disminuidas con el aumento de la edad, lo cual afecta de nuevo a la asimilación de información novedosa y también a la memoria en general. Aunque diferenciando tipos de memoria, cabe decir que en el envejecimiento normal no se ven deteriorados ni el recuerdo de los sucesos lejanos, ni el conocimiento del mundo acumulado a lo largo de su historia, ni las habilidades que se han practicado mucho. (Blasco, 2006)

Un 70% de la población se muestra de acuerdo con que a partir de los 65 años de edad se producen deterioros en la memoria, pero también un 69% afirma que se pueden aprender cosas nuevas, no viendo dicho déficit como irreversible. Es por ello que se concluye que las personas sin demencia ni ningún trastorno orgánico podrían mejorar sus habilidades con la estimulación adecuada y el aprendizaje de diferentes estrategias.

Algunas de ellas pueden ser (Belsky, 2001):
  • Conservar una buena salud física y emocional
  • Mantenerse mentalmente estimulado
  • Utilizar ayudas nemotécnicas (agregar importancia y valor emocional a nuevos hechos)
  • Mejorar la autoeficacia de la memoria (tener confianza en la propia capacidad para recordar y no culparse cuando existan errores)
Además, de igual manera que en el post anterior, puedo dejar el link para descargar el Cuaderno de introducción y ejemplos de Estimulación cognitiva para adultos, que contiene 60 fichas de entrenamiento para las capacidades cognitivas. Recordemos que no es solamente para las personas que empiezan a presentar este tipo de cambios, sino también para aquellos que deseen prevenirlos o retrasarlos. 

Está comprobado que en un envejecimiento activo las capacidades, como el caso de la memoria, no disminuyen de forma tan drástica, y es precisamente por ello que la creación de programas de intervención se hace necesaria, ya que favorece la calidad de vida en su última etapa.


Referencias:

Blasco, S., Meléndez, J. (2006). Cambios en la memoria asociados al envejecimiento. Gerlátrlka 2006; 22(5):179- 185. Recuperado el 21 de abril de 2015 de: http://www.uv.es/melendez/envejecimiento/memoriayvejez.pdf

Correi, R. (2006). Cambios cognitivos en el envejecimiento normal: influencias de la edad y su relación con el nivel cultural y el sexo. Recuperado el 21 de abril de 2015 de: ftp://tesis.bbtk.ull.es/ccssyhum/cs475.pdf

Escrito por: Valeria Yáñez Ponce

19 de abril de 2015

ALIMENTACIÓN BALANCEADA

Como ya hemos visto, el envejecimiento es un proceso de cambios en diversos aspectos, biológicos, fisiológicos, psicológicos, sociales, entre otros. En especial, trae cambios en el cuerpo con relación a su funcionamiento y es por ello que trataremos sobre una nutrición adecuada en el adulto mayor, ya que, a diferencia de los bebés, de los niños, y adultos jóvenes, tienen necesidades especiales, por lo cual podría ser necesaria la ingesta de alimentos con valores nutricionales agregados.


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Aquellos cambios mencionados que experimentan los adultos mayores pueden ser influenciados y modificados por los diversos patrones alimenticios que tengan las personas y el estado nutricional y físico en que se encuentran. Se ha conocido cómo los hábitos alimentarios inadecuados se convierten en un factor de riesgo importante de enfermedades y la incidencia en la muerte, contribuyendo a una mayor predisposición a infecciones y a enfermedades crónicas asociadas con el envejecimiento lo que disminuye la calidad de vida de éste sector poblacional.


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La relación entre nutrición, envejecimiento y calidad de vida son de gran relevancia para el bienestar de las personas. El proceso de envejecimiento tiene repercusiones en aspectos de la nutrición en el sentido de la existencia de alteraciones en el olfato, el gusto, la habilidad para masticar y tragar, así como también en el funcionamiento gastrointestinal. 

La nutrición deficiente causa muchos de los cambios en el funcionamiento del cuerpo durante el envejecimiento, es por ello que es muy importante el planificar una dieta adecuada a las necesidades específicas de los adultos mayores.  La buena comida, en todos los sentidos posibles, agrega una sensación de seguridad, salud, ligereza y estructura del día a día de la persona y con ello a sus sentimientos de independencia, y control.

Los cambios con un mayor grado de influencia sobre el estado nutritivo del adulto mayor estarán en relación con:
Fuente: American Dietetic Association - Elaboración propia

En consecuencia, será necesario:
  • Evaluar los requerimientos energéticos globales: con atención en el aporte calórico y a la distribución en sus componentes proteico, graso e hidrocarbonato.
  • Recomendaciones de micronutrientes: asegurar un aporte suficiente de todos ellos. Existe la especial necesidad de vitamina D y de calcio, además, los alimentos deben contener hierro, magnesio, folatos o vitamina B12.
  • Agua y fibra: la utilización de fibra va a prevenir el estreñimiento, la diverticulosis y la propia diabetes mellitus. Con respecto al agua, es importante recordar que existe una tendencia fisiológica a la deshidratación.
  • Interferencias nutrientes fármacos: estos podrán ser consumidos solo si son recetados por un profesional.
  • Valoración nutricional: como una evaluación de rutina en el estudio integral del paciente de edad avanzada. 

Los nutrientes que se necesitan en especial son:

Fuente: American Dietetic Association - Elaboración propia

Por último, será importante resalta que los datos que comparto aquí son referenciales, ya que, como se ha visto, las necesidades para cada persona pueden variar mucho entre sí, y lo que resulta positivo para uno puede no serlo para los demás. Es por ello que siempre será una recomendación primordial el tener una consulta con un nutricionista que pueda realizar las evaluaciones necesarias para planear, junto con el adulto mayor, su plan de dieta, para que él mismo o ella misma pueda comprender la importancia que tiene su adecuada nutrición y cómo ésta influye a su independencia

Comparto, además, dos guías que son de libre descarga: La guía de alimentación para personas mayores (2010) y la Guía de orientación nutricional para personas mayores (Fundación Española de la Nutrición). Además, el tipo de consulta médica y de nutricionista que está tan asociada a este tema puede ser realizada en el Centro Integral de Atención al Adulto Mayor (CIAM) de su distrito.



Referencias:

Amarantos, E., Martínez, A., Dwyer, J. (2001). Nutrition and quality of life in older adults. Journals of Gerontology: SERIES A Copyright 2001 by The Gerontological Society of America 2001, Vol. 56A (Special Issue II):54–64. Recuperado el 16 de abril de 2015, de http://biomedgerontology.oxfordjournals.org/content/56/suppl_2/54.full.pdf+html 

Restrepo S., et. al. (2006). Los hábitos alimentarios en el adulto mayor y su relación con los procesos protectores y deteriorantes en salud. Revista chilena de nutrición33(3), 500-510. Recuperado en 16 de abril de 2015, de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-75182006000500006&lng=es&tlng=es. 10.4067/S0717-75182006000500006.

Escrito por: Valeria Yáñez Ponce